
Mesa "Homenaje a Jorge Velasco Mackenzie, autor de Guayaquil desde la Perspectiva de
El rincón de los justos
Septiembre 24 de 2020
Mónica Murga T.
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El ojo oblicuo: de la literatura expandida en El Rincón de los justos
Establecer un diálogo en torno a la novela El Rincón de los justos (1983), del escritor guayaquileño Jorge Velasco Mackenzie, resulta pertinente no solo porque nuestro querido autor merece el debido reconocimiento por su obra sino porque ante el bicentenario de nuestra ciudad se subraya la importancia del basto registro narrativo de Velasco en la construcción y reconstrucción de los imaginarios del puerto , la ciudad manglar, como suele llamarla. Pero, además, conviene destacar que la novela constituye un homenaje al centro urbano que se encuentra desplazado, acaso conflictuado ante la nueva cartografía que empuja a los habitantes hacia un sur naciente. Así, el barrio Matavilela enfrenta los modos de violencia tanto visibles como invisibles del poder institucionalizado -presente a través de la orden de desalojo por parte del municipio- y el naturalizado a través de las creencias, los imaginarios y múltiples lenguajes que develan la fragilidad de los cuerpos. El lector se abre entonces a una galería de historias oscuras, historias de la "zona roja", en un barrio que agoniza durante 30 días ante el desalojo, los cambios y las mudanzas de unas vidas de ¿desapropiación o reapropiación?
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Diálogo entre Michael Handelsman y Mónica Murga T.
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Michael Handelsman, crítico estadounidense de literatura ecuatoriana.

Mónica Murga, docente de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquill
Sobre la literatura expandida
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Fuera del contexto en el que emerge la literatura que escribe Jorge Velasco, a mí me interesa iniciar esta aproximación a la novela indagando otro marco contextual. Se trata de aquel que se abre a partir de las posibilidades de la novela dentro del ámbito de circulación y recepción. De este modo, me referiré a la noción llamada literatura expandida, una expresión que se ha usado repetidamente en los últimos años, especialmente en el campo de las artes visuales y que la brasileña Ana Pato describe como el desplazamiento que hacen los expertos de la materia artística y literaria fuera de sus fronteras estéticas para sacar a los lectores de las zonas convencionales de lectura. Claudia Kozak indaga sobre esta noción llamándola "tecnopoética"; que consiste en producir y consumir literatura junto a sus campos afines, atravesados por medios digitales y articulados con otros lenguajes mediados tecnológicamente. Estas nuevas poéticas abren un campo de investigación de procedencias múltiples, ya que reúne literatura, artes visuales, cinética, algoritmos, tecnologías de la información y otras, recuperando el espíritu experimental y de ruptura que caracterizaron a las vanguardias literarias de comienzos del siglo XX.
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Por este rumbo, en el que la literatura expandida da lugar al arte visual, no es descabellado referir dos aspectos curiosos: una nota biográfica del autor y el motivo del «desplazamiento». Cabe entonces señalar que Jorge Velasco Mackenzie es un artista desplazado; es decir, él comienza su actividad como escritor después de su incursión en el mundo de las artes visuales. Así, realizó estudios como oyente nocturno a la Escuela de Bellas Artes (1970-1972) y obtuvo el Primer Premio del Concurso Nacional del Poema Mural organizado por la Municipalidad de Guayaquil. Este desplazamiento dentro del mundo de las artes se palpa en una declaración que hiciera a Aullido en una entrevista: "Estaba en una esquina de la calle Colón, con el pintor Hernán Zuñiga, porque él quería hacer unos apuntes para un ciclo pictórico que se llamó «Barroco guayaco». Él quería ver personajes marginales: ladrones, prostitutas e interactuar como lo hizo Balzac, no sé si directamente. Entonces, ahí escuché la frase: «Es que uno viene acá a matar la vida». De ahí viene Ma-ta-vi-le-la. Matar la vida. No lo sabía y lo aprendí ahí. Hernán Zuñiga fue un poco el culpable de que me metiera en la literatura y abandonara las artes visuales" (Bayot Cevallos, R., 2019).
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Jorge Velasco Mackenzie, nacido en Guayaquil (1949 es uno de los escritores ecuatorianos más reconocidos. Formó parte del Grupo Sicoseo, cuyo espíritu irreverente lo llevaría a experimentar con el lenguaje urbano y lo popular. Su primera novela El Rincón de los justos (1983) vio la luz gracias al premio de escritura ofrecido por Círculo de Lectores, sin embargo, esta editorial no llegó a publicar la novela. Su primera edición tiene lugar en México, con la editorial Joaquín Mortiz.
De este experimento llamado «Barroco guayaco» nace el nombre del barrio icónico de Matavilela. Un lugar que más allá de su carácter simbólico -a estas alturas- ha cobrado vida propia. Pensando en este lugar imaginario, pienso en esta literatura expandida que propusiera Jordi Lara en su instalación que formó parte del Festival de LOOP Barcelona (2017), en el que la literatura se expande hacia el arte visual manteniendo cada cual su especificidad. Precisamente esto es lo que palpamos cuando observamos el impacto de la novela de Jorge Velasco en sus lectores más arriesgados. Si el propósito del colectivo Sicoseo (1977) -al que perteneció el autor- era desacralizar la literatura devolviendo su valor al habla popular y a los temas callejeros a través del trabajo estético, El Rincón de los justos (1983) logra ir más allá. La novela transciende los límites calando en el gusto popular gracias al uso de otros medios como la voz del bolero, la salsa, la cumbia y otros géneros musicales que retumban en el oído del «guayaco» de cepa. Matavilela se independiza de la novela para hundirse en la memoria y la piel de sus lectores.
Un ejemplo de cómo el barrio imaginario de El Rincón de los justos (1983) cobra vida propia fuera del libro es el proyecto musical Matavilela (2013) y el videoclip con el mismo nombre (2015). Juan Zevallos Ordóñez - Juanze, como se lo conoce en el entorno artístico- rememora su experiencia de lectura colegial con su profesora de literatura (Liliana Garcés) para años después, con sus estudio en la Facultad de Artes y Ciencias Musicales de la UCA (Buenos Aires, Argentina), desempolvar la novela de Jorge Velasco. Así, declara: “La abrí y comencé a componer, me inspiré en su personaje principal Matavilela, un barrio que representa a la marginalidad de Guayaquil, y que acoge a personajes que se conjugan con pasiones prohibidas y venganzas eternas. Así creé las 5 melodías que contiene mi disco”. Juanze transforma los temas y personajes de la novela para recuperarlos con ritmos de salsa, bolero, chachachá y acordes jazzeros. Su música nos traslada a un espacio ubicuo donde se fusiona el Guayaquil de los años setenta que Velasco muestra en forma de un collage de personajes en su novela El Rincón de los justos y la ciudad contemporánea.
Zevallos ofrece un homenaje no solo a la literatura ecuatoriana sino a la cultura «guayaca» mediante 14 track nos devuelve a la ciudad noctámbula y sonámbula de las calles Colón, Noguchi, Santa Elena, Lorenzo de Garaycoa con su disco conceptual de música latina alternativa -como el cantautor la clasifica-. Y nos deslizamos por los patios, pasillos, pasajes y tendederos que transitan Fluvio, Sebas y Leopa a través de dos tipos de tracks en el que las canciones presentan a un personaje y otros presentan los temas instrumentales que sirven para situar las tramas y el ambiente de Matavilela: "lo he visto todo en este barrio mala muerte. Hay quienes matan y quienes tienen mala suerte. La juma avanza y parece que no se detiene con J.J. en la rocola, quién no bebe". El proyecto musical de Juanze se apropia del barrio, del imaginario de los habitantes de El Rincón de los justos, del emblemático Julio Jaramillo y Matavilela renace para palpitar en el año 2015 a través del video clip Fuvio Reyes, bajo la dirección de Daniel Begué y las actuaciones de Alejandro Fajardo (Fuvio) y Sofía Delgado (Leopoldina).
Los personajes adquieren su carnalidad en El Barrio de Matavilela. Salsa, Chachachá y poesía se constituyen en la experiencia de literatura expandida (posibilidad de salir del soporte material (libro) para expandirse a otro género. Matavilela, con su respiración, aliento y atmósfera propia, se expande en otras formas de producción artística: la audiovisual.
Fluvio Reyes es El ojo mirador, personaje que aparece desde la primera página de la novela para poner en relieve la importancia de la mirada oblicua (lo visual) como acto desmoralizado, descentrado; pero, también como una práctica asociado a lo delictivo: el espionaje, el vouyerismo.