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El ojo me roe  

 

-¿Alguna vez fuiste un roedor?-

-Por supuesto, en otra vida, en la infancia. Ya casi lo he olvidado. De aquel tiempo solo me queda la dentadura menuda pero filosa.

Su nariz se expande en mi cavidad ósea de la que desprenden hilachas de vieja carnalidad.

-¿Con ellos terminarás tu trabajo, verdad?-.

-En mis actos no existe la voluntad que exige el trabajo, me chilla en cortes filosos.

-¿Entonces?

-Entonces esperaré mi infancia perdida. Mis dientes rastrillarán tus huesos secos. Volveré a esa otra vida donde te huelo exhumada. Y lameré tus dientes para que alguien con sus ojos vacíos te devuelva el nombre que te arrebató esta fosa.

El ojo me roe  

 

-¿Alguna vez fuiste un roedor?-

-Por supuesto, en otra vida, en la infancia. Ya casi lo he olvidado. De aquel tiempo solo me queda la dentadura menuda pero filosa.

Su nariz se expande en mi cavidad ósea de la que desprenden hilachas de vieja carnalidad.

-¿Con ellos terminarás tu trabajo, verdad?-.

-En mis actos no existe la voluntad que exige el trabajo, me chilla en cortes filosos.

-¿Entonces?

-Entonces esperaré mi infancia perdida. Mis dientes rastrillarán tus huesos secos. Volveré a esa otra vida donde te huelo exhumada. Y lameré tus dientes para que alguien con sus ojos vacíos te devuelva el nombre que te arrebató esta fosa.

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